Mala Sangre

Sinopsis

La historia de Theranos es el equivalente en Silicon Valley al escándalo de Enron, repleto de audaces afirmaciones, altas valoraciones, defraudación de inversores y terrible gobernanza corporativa. Theranos prometió revolucionar la atención sanitaria al realizar sin dolor cientos de pruebas con una sola gota de sangre.

En 2015, Theranos era un unicornio valorado en $9 mil millones. Para 2018, la empresa cerró y Elizabeth enfrentó una prohibición de diez años para desempeñarse como directora de una empresa pública. Theranos sirve como un cuento de advertencia de lo que puede salir mal con un enfoque de 'finge hasta que lo logres' para construir una empresa. Descubre lo que sucedió detrás de la fachada de promesas en Mala Sangre.

Las 20 mejores percepciones

1. A la edad de diez años, Elizabeth Holmes estaba decidida a convertirse en una empresaria multimillonaria, una ambición que sus padres alentaron fuertemente. Para lograr esto, soñaba con diseñar tecnología que cambiara la vida de las personas.
2. Elizabeth abandonó Stanford para fundar Theranos. La visión era construir un dispositivo portátil que realizara sin dolor cientos de pruebas con unas pocas gotas de sangre.
3. Steve Jobs fue una gran inspiración para Elizabeth, quien llamó a Theranos "el iPod de la atención sanitaria". Comenzó a imitar a Jobs en su estilo de gestión e incluso en usar cuellos de tortuga negros todos los días para trabajar. "Como su ídolo Steve Jobs, ella emitía un campo de distorsión de la realidad que obligaba a las personas a suspender momentáneamente la incredulidad."
4. Avie Tevanian, un miembro de la junta, comenzó a sospechar de Theranos. Las proyecciones de ingresos nunca se materializaron, no se mostraron documentos para acuerdos con gigantes farmacéuticos y hubo constantes retrasos en el producto. Cuando Avie planteó esto a la junta, Theranos lo amenazó con demandas y lo obligó a renunciar.
5. Cuando la junta volvió a recibir quejas similares, se le pidió a Elizabeth que renunciara. Sin embargo, logró ganarse de nuevo a la junta, una hazaña difícil incluso para los CEO experimentados. "Cuando golpeas al rey, debes matarlo." En este caso, la reina sobrevivió y el denunciante fue despedido la semana siguiente.
6. Cultura tóxica: Elizabeth se entregó al nepotismo al contratar a su pareja romántica Sunny Balwani como Vicepresidente Ejecutivo, un rol vagamente definido con amplios poderes. La Junta no fue informada sobre su relación y el vasto alcance del papel de Sunny. Elizabeth también contrató a su hermano Christian y a sus amigos, ninguno de los cuales tenía antecedentes relevantes.
7. Cultura tóxica: Theranos bloqueó la comunicación en línea y espió las conversaciones de los empleados y las publicaciones en las redes sociales. Sunny utilizó un enfoque basado en el miedo y la intimidación para acosar a los empleados que no le gustaban. Los empleados sospechosos de no ser 'suficientemente leales' fueron despedidos bajo algún pretexto.
8. Bandera roja: Elizabeth logró convencer a Pfizer para que utilizara los dispositivos de Theranos en un ensayo con pacientes. Sin embargo, la colaboración pronto llegó a su fin ya que los dispositivos tenían frecuentes fallos mecánicos, errores de transmisión inalámbrica y pobre tolerancia a la temperatura. También hubo problemas con los resultados de las pruebas.
9. Punto de inflexión: Theranos consiguió mega-acuerdos con Walgreens, una enorme cadena de farmacias, y Safeway, una de las mayores cadenas de supermercados de Estados Unidos. Ambas empresas apostaron fuerte por esta colaboración. Sin embargo, la asociación estuvo marcada por Theranos perdiendo plazo tras plazo.
10. Bandera roja: Theranos prometió que sus dispositivos podían realizar 192 pruebas diferentes mientras que apenas podían hacer una docena. Para cumplir con el plazo de Walgreens, Theranos hackeó dispositivos comerciales de análisis de sangre y los utilizó para las pruebas. Los resultados de las pruebas tenían tasas de error peligrosamente altas.
11. Punto de inflexión: La estelar junta de Theranos, los acuerdos con Walgreens y Safeway, un posible contrato de defensa y las altamente infladas proyecciones de ingresos aumentaron las expectativas de los inversores. Una nueva ronda de financiación hizo de Theranos un unicornio, valorado en unos asombrosos $9 mil millones. Elizabeth, ahora con un valor de $5 mil millones, se convirtió en la realeza de Silicon Valley.
12. John Carreyrou, periodista del Wall Street Journal y autor del libro, descubrió que Theranos realizaba sus pruebas en máquinas comerciales hackeadas. Los médicos compartieron historias de terror de resultados de pruebas defectuosos que creaban sustos de salud y sufrimiento innecesario para muchos pacientes. "La forma en que Theranos está operando es como tratar de construir un autobús mientras conduces el autobús. Alguien va a morir."
13. Theranos intentó frustrar la investigación de John enviando notificaciones legales y correos electrónicos amenazantes a sus fuentes y al Wall Street Journal. Elizabeth convenció a Rupert Murdoch, el dueño del Wall Street Journal, para invertir $125 millones en Theranos. Usando esto, intentó que él matara la historia de John, pero Murdoch se negó.
14. John quería publicar rápidamente. Pero el editor del periódico aconsejó paciencia. Comparó el periodismo de investigación con la mattanza, un ritual siciliano en el que los pescadores con lanzas se quedaban en el agua durante horas. Cuando los peces se sentían cómodos y nadaban descuidadamente cerca, iban rápidamente a por la matanza.
15. Punto de inflexión: El Wall Street Journal publicó los artículos de John exponiendo cómo Theranos realizaba pruebas en dispositivos hackeados. Las piezas subsiguientes revelaron que Walgreens y Safeway habían terminado su asociación con Theranos. A lo largo de todo esto, Elizabeth se presentó como la visionaria agraviada, afirmando que las falsas acusaciones eran el precio que tenía que pagar por ser pionera.
16. Una investigación de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) confirmó que Theranos utilizaba dispositivos hackeados y los resultados de las pruebas eran altamente poco fiables. Theranos se vio obligada a anular más de un millón de resultados de pruebas pagando $4.65 millones en reembolsos. Lo que es inimaginable, sin embargo, es el daño que podría haberse causado si Theranos se hubiera implementado a nivel nacional.
17. Los inversores demandaron a Theranos, Elizabeth y Sunny por engaño. Walgreens presentó una demanda por violación de los estándares básicos de calidad y los requisitos legales. La Comisión de Bolsa y Valores acusó a Theranos de fraude y prohibió a Elizabeth ocupar un cargo en empresas públicas durante diez años. Se vio obligada a renunciar al control de votación y a la mayoría de sus acciones en Theranos.
18. Bandera roja: "Exagerar tu producto para obtener financiación mientras ocultas tu verdadero progreso y esperas que la realidad eventualmente alcance el bombo publicitario sigue siendo tolerado en la industria tecnológica." Sin embargo, en la atención sanitaria los costos eran mucho más altos. Millones de vidas estaban en riesgo ya que las decisiones de tratamiento se toman en base a los resultados de laboratorio.
19. Alerta de cultura: Elizabeth sabía exactamente lo que estaba haciendo y manipulaba sistemáticamente a las personas. Su ambición no admitía contratiempos. Tomó decisiones desastrosas que costaron a Theranos, a los inversores y al público en general muy caro.
20. La historia de Theranos es un cuento de advertencia. Esté atento a señales de advertencia similares en su organización y en las empresas con las que trabaja. Su carrera o negocio podrían estar en juego.

Resumen

A la edad de diez años, Elizabeth Holmes estaba decidida a convertirse en una empresaria multimillonaria, una ambición que sus padres alentaron fuertemente. Para lograr esto, estaba convencida de que tenía que crear tecnología que cambiara la vida de las personas. Stanford se convirtió en una opción obvia para una estudiante brillante con sueños empresariales. Con su historial de excelencia académica, Elizabeth fue admitida en Stanford como Becaria del Presidente. En Stanford, mostró un interés especial en los cursos de Ingeniería Química y dispositivos de administración de medicamentos controlados de Channing Robertson. También comenzó a trabajar en su laboratorio bajo Shaunak Roy, un estudiante de doctorado de Robertson.

Iniciando

Elizabeth pasó el verano de 2003 haciendo una pasantía en el Instituto de Genómica de Singapur. Mientras usaba jeringas y hisopos nasales para probar a los pacientes para la epidemia de SARS, estaba convencida de que tenía que haber una mejor manera. A su regreso, trabajó sin parar durante cinco días para elaborar una solicitud de patente para un parche en el brazo que podría detectar condiciones médicas y administrar dosis adecuadas de medicamentos. Cuando Channing Robertson lo vio, quedó impresionado con su impulso e inventiva para sintetizar diferentes piezas de ciencia e ingeniería. Le animó a abandonar sus estudios y a iniciar una nueva empresa. Elizabeth incorporó su startup como Real-Time Cures, que luego cambió a Theranos. Channing Robertson se unió a la junta y Shaunak Roy se convirtió en el primer empleado. Tim Draper, el famoso capitalista de riesgo, invirtió $1 millón. A los inversores, ella les presentó la idea de un Therapatch, una especie de curita que extraería sangre sin dolor, la analizaría y administraría una dosis adecuada de medicamento. Las lecturas serían enviadas instantáneamente al médico. Para 2004, Theranos había recaudado $6 millones.

Theranos 1.0

Shaunak se dio cuenta rápidamente de que hacer un parche de este tipo era casi imposible debido a los desafíos de ingeniería que presentaba. Abandonaron la idea a favor de un sistema de cartucho y lector. La muestra de sangre se extraería en un cartucho en forma de tarjeta y se colocaría en un lector que analizaría la sangre y produciría los resultados de las pruebas. Los resultados de las pruebas serían enviados a los médicos que podrían prescribir dosis modificadas. Esto reduciría drásticamente el tiempo necesario para hacer cambios en las dosis de medicamentos. Elizabeth soñaba con ponerlos en las casas de los pacientes. Sin embargo, la ingeniería de esta versión reducida todavía era extremadamente difícil. Después de 18 meses, Shaunak logró hacer un prototipo que fue nombrado Theranos 1.0.

Se contrató a Edmond Ku para convertir el prototipo de Theranos 1.0 en un producto comercializable. Elizabeth insistió en usar solo una gota de sangre del paciente para realizar las pruebas y quería que el cartucho cupiera en la palma del paciente. Este énfasis en la miniaturización causó serios desafíos técnicos.Los problemas de Ed se complicaron por el hecho de que la cultura de secreto de información de Theranos desalentaba la comunicación entre el equipo de ingeniería y el equipo de química. Nunca estaba seguro si los errores eran causados por un trabajo de química defectuoso o un diseño de dispositivo defectuoso.

Conforme pasaban los meses, Elizabeth se frustraba con el lento ritmo y quería que los equipos de ingeniería trabajaran veinte horas y siete días a la semana. Ed sintió que esto sobrecargaría a su ya estresado equipo y se negó a cumplir. Durante los siguientes meses, vio que se contrataban nuevos ingenieros que no le reportaban a él. Se estaba formando un equipo de ingeniería paralelo para hacer competir a ambos equipos entre sí.

Elizabeth convenció con éxito a Pfizer para usar el sistema de Theranos en uno de sus ensayos con pacientes en Tennessee. Los pacientes tendrían el dispositivo Theranos 1.0 en sus hogares y realizarían pruebas de sangre diariamente. Los resultados serían compartidos con Pfizer. El día antes de que Elizabeth fuera a entrenar a los pacientes y médicos, los cartuchos y lectores no estaban funcionando correctamente. Ed pasó la noche arreglándolos. Cuando se enteró de que el estudio involucraba a pacientes que sufrían de cáncer terminal, sintió que el dispositivo era demasiado poco confiable para ser utilizado en un estudio serio.

El Edison

En Theranos, la competencia entre los equipos de ingeniería aumentó. El otro equipo dirigido por Tony Nugent decidió abandonar el enfoque existente a favor de un brazo mecánico robótico que imitaba los pasos que un químico realizaría. En lugar de construirlo desde cero, Tony reingenierizó un robot dispensador de pegamento comercialmente disponible. El nuevo dispositivo era del tamaño de una computadora de escritorio, pero aún podía instalarse en los hogares de los pacientes. Elizabeth bautizó esto como el Edison y esta se convirtió en la nueva dirección para Theranos. Inmediatamente, comenzó a dar demostraciones con el nuevo sistema. Esto hizo que Tony se sintiera incómodo ya que el sistema apenas había sido probado. Ed Ku y todo su equipo fueron despedidos. Shaunak Roy se desilusionó con la nueva dirección que estaba muy lejos de la visión inicial. Decidió seguir adelante.

Cultura de trabajo tóxica

Steve Jobs fue una gran inspiración para Elizabeth, quien llamó a Theranos "el iPod de la atención médica". En 2007, reclutó a algunos empleados de Apple, incluyendo a Ana Arriola, quien había trabajado en el diseño del iPhone. Elizabeth quería que el Edison tuviera elementos de diseño de Apple, incluyendo una pantalla táctil similar a la del iPhone y una carcasa exterior que se asemejara al iMac. Ana pronto comenzó a tener problemas con la cultura asfixiante en Theranos. La paranoia de Elizabeth sobre el secreto de la información hizo que Theranos bloqueara la comunicación en línea entre equipos, lo que llevó a grandes pérdidas de productividad. Los empleados sospechaban que Theranos espiaba sus conversaciones y publicaciones en redes sociales. Los horarios de llegada y salida eran estrictamente monitoreados. Cuando se convocaban reuniones de la junta, se les decía a los empleados que evitaran el contacto visual con los miembros de la junta. Elizabeth exigía lealtad incondicional de sus empleados y despedía a aquellos que sentía que no eran lo suficientemente leales. En dos años, más de treinta personas fueron despedidas sin contar los veinte miembros del equipo de ingeniería de Ed Ku.

Maniobras en la sala de juntas

Cuando Ana se enteró de los ensayos de Pfizer, le pidió a Elizabeth que pausara los ensayos hasta que se solucionaran los problemas en el sistema de Theranos. Elizabeth se negó. Anna compartió sus preocupaciones con Avie Tevanian, quien estaba en la junta de Theranos. Avie ya había comenzado a albergar preocupaciones propias sobre Theranos. Las optimistas proyecciones de ingresos que Elizabeth compartía en las reuniones de la junta nunca se materializaban. Cada vez que preguntaba por detalles sobre acuerdos farmacéuticos, le decían que estaban bajo revisión legal. Hubo constantes retrasos en la producción de los dispositivos. Cuando Elizabeth quiso establecer una fundación con fines fiscales y buscó la aprobación de la junta para una concesión especial de acciones, Avie sintió que esto no era una buena gobernanza corporativa. Elizabeth controlaría la fundación, aumentando su participación en la votación. Molesta con las críticas de Avie, Elizabeth quería que él renunciara a la junta.

Este incidente sorprendió a Avie y comenzó a revisar los documentos de Theranos que tenía. Encontró flagrantes inconsistencias y constante rotación de personal. Cuando Avie lo discutió con Don, el presidente de la junta, Don le dijo que considerara renunciar. Shaunak Roy estaba planeando vender sus acciones de fundador de vuelta a Elizabeth. Avie se dio cuenta de que las acciones se estaban vendiendo con un descuento del 82 por ciento en comparación con la última ronda de recaudación de fondos. Decidió comprarlas. Pronto, Theranos amenazó a Avie con una demanda. Pensándolo bien, Avie decidió que no quería ser dueño de más de la compañía dado lo que sabía sobre ella. Escribió una última carta a Don instándolo a contarles a los otros miembros de la junta sobre los problemas con Theranos y renunció.

Todd Surdey, un ejecutivo de ventas de Theranos, se dio cuenta de que las proyecciones de ingresos de la compañía eran extremadamente optimistas. Cada contrato con una compañía farmacéutica dependía de que Theranos demostrara que su sistema de análisis de sangre funcionaba. Peor aún, los dispositivos a menudo fallaban. Durante una demostración para Novartis, los tres lectores de Edison mostraron mensajes de error. Llevó sus preocupaciones a Don Lucas diciendo que las proyecciones de ingresos estaban muy exageradas dada la poco confiable condición del producto de Theranos. Esta vez Don tomó la queja en serio. Convocó una reunión de emergencia y se le pidió a Elizabeth que esperara afuera. La junta decidió que Elizabeth era demasiado inexperta para dirigir la compañía y decidió hacer que renunciara. Cuando Elizabeth fue llamada para ser informada, estuvo de acuerdo en que había deficiencias y prometió corregirlas. En el transcurso de las siguientes dos horas, logró recuperar la confianza de la junta, de una manera que incluso los CEOs experimentados habrían encontrado difícil de lograr. Uno de los miembros de la junta recordó el dicho de que "Cuando golpeas al rey, debes matarlo". En este caso, la reina sobrevivió. Todd fue despedido la semana siguiente.

Nepotismo en el trabajo

En 2009, Ramesh "Sunny" Balwani se unió a Theranos como Vicepresidente Ejecutivo, un rol vagamente definido con amplios poderes. Sunny hizo su fortuna cuando CommerceBid.com, la startup con la que trabajaba, fue adquirida por un competidor por $232 millones. Como Director de Tecnología, Sunny había ganado $40 millones. Cuando Elizabeth conoció a Sunny durante sus impresionables días en Stanford, vio en él a un empresario exitoso. Pronto se involucraron románticamente y Elizabeth se mudó a su casa en 2005. Sunny tenía la costumbre de ostentar su riqueza conduciendo Porsches y vistiendo ropa cara.

Mientras Elizabeth había informado a la junta de su contratación, había ocultado su relación y minimizado el alcance de su papel. Sunny utilizó un enfoque de gestión basado en el miedo y la intimidación. Los empleados lo encontraron arrogante, grosero y condescendiente. A menudo recordaba a la gente que les estaba haciendo un favor al trabajar en Theranos cuando no necesitaba el dinero. Los empleados que no le gustaban enfrentaban acoso y gritos frecuentes. Eventualmente, él los "desaparecería", una frase que los empleados acuñaron para los frecuentes despidos de Sunny.

Elizabeth llevó el nepotismo un paso más allá al contratar a su hermano Christian, un analista sin experiencia en diagnósticos médicos. Christian, a su vez, reclutó a cuatro de sus antiguos compañeros de fraternidad, quienes pronto se conocieron como el "Frat Pack". Ninguno de ellos tenía experiencia previa en dispositivos médicos. Sin embargo, ganaron la confianza de Elizabeth y Sunny al pasar largas horas en la oficina y hacer todo lo que se les pedía. Sunny vio estos como indicadores de trabajo duro y "lealtad". Pronto, fueron llamados a reuniones a las que otros empleados senior no fueron invitados.

Prediciendo brotes de epidemias

La colaboración con Pfizer llegó a su fin ya que la compañía no quedó impresionada con los resultados del estudio de validación. Los dispositivos de Theranos tenían frecuentes fallas mecánicas, errores de transmisión inalámbrica y pobre tolerancia a la temperatura. Además, había problemas con los resultados de las pruebas.

El brote de gripe porcina en México fue visto por Elizabeth y Sunny como la oportunidad perfecta para demostrar la utilidad de Edison. El Director Científico de Theranos propuso crear modelos matemáticos a partir de los resultados de las pruebas de sangre de pacientes recientemente infectados para predecir dónde se propagaría el virus a continuación. Elizabeth utilizó sus conexiones de la generación de Stanford en México para enviar dos docenas de lectores de Edison al hospital de la Ciudad de México. Sunny y otro colega volaron a México para probar a los pacientes para la gripe porcina. Los Edisons funcionaron de manera poco confiable y produjeron frecuentes mensajes de error y resultados incorrectos. Sunny también viajó a Tailandia, que tenía un brote masivo de gripe porcina, para instalar Edisons para las pruebas. Hubo rumores de que esto no se hizo correctamente. A medida que la epidemia se controlaba, tanto los proyectos de México como de Tailandia perdieron lentamente impulso. Theranos cambió de rumbo una vez más, esta vez de la modelización predictiva a las pruebas de consumo, es decir, realizando pruebas de sangre prescritas por el médico para los pacientes

Megadeals: Walgreens y Safeway

En 2010 Theranos comenzó a cortejar a Walgreens, una de las cadenas de farmacias más grandes de Estados Unidos, prometiendo realizar pruebas de sangre en minutos a partir de unas pocas gotas de sangre del paciente. El equipo de innovación de Walgreens vio inmediatamente un enorme potencial en una asociación. Ambas compañías acordaron realizar un proyecto piloto en el que los lectores de Theranos se colocarían en 30 a 90 tiendas de Walgreens dentro de un año. Walgreens se comprometió a comprar $50 millones en cartuchos de Theranos y prestó $25 millones a Theranos. Este fue un trato inusualmente rápido para la conservadora compañía.

Hunter, un experto en laboratorios clínicos, fue contratado por Walgreens para evaluar la asociación.Theranos afirmó tener un laboratorio comercialmente listo que podía realizar 192 diferentes pruebas de sangre en sus dispositivos. En realidad, la empresa solo tenía un laboratorio de investigación y el Edison solo podía realizar un conjunto limitado de pruebas llamadas inmunoensayos. Cuando Hunter pidió ver el laboratorio y hacer una prueba en vivo en los dispositivos de Theranos, fue cortésmente rechazado. Para verificar la fiabilidad de la tecnología de Theranos, Hunter pidió un estudio de pacientes donde los resultados de Theranos se compararían con los resultados del Hospital Stanford. Esto fue nuevamente rechazado rápidamente por Elizabeth. Theranos afirmó que su tecnología había sido revisada por la escuela de medicina de la Universidad Johns Hopkins. Cuando Hunter pidió los documentos, se sorprendió al ver una carta genérica de 2 páginas con una advertencia explícita que decía que la carta no era un respaldo de la tecnología por parte de Johns Hopkins Medicine. Frustrado por las indagaciones de Hunter, Elizabeth y Sunny aseguraron que Walgreens lo eliminara de las reuniones futuras. Walgreens ignoró las señales de alerta planteadas por Hunter y continuó con la asociación. Una razón clave para esto fue el miedo a que su competidor CVS cortejara a Theranos y perdieran una innovación revolucionaria.

Theranos también avanzó con Safeway, una de las cadenas de supermercados más grandes de Estados Unidos. Steve Burd, quien lideró la empresa durante diecisiete años, tenía una reputación estelar. Theranos se alineó bien con su pasión por la atención médica y prometió una nueva fuente de ingresos para Safeway. Se firmó un acuerdo en el que Safeway prestaría $30 millones a Theranos y construiría nuevas clínicas dentro de sus tiendas donde los clientes podrían hacerse análisis de sangre. Safeway sería el socio exclusivo de Theranos en el segmento de supermercados, mientras que Walgreens tendría una asociación exclusiva para farmacias.

El miniLab

Con dos grandes acuerdos sobre la mesa, Theranos tenía un nuevo problema. A ambas empresas se les prometió que los dispositivos de Theranos podrían realizar cientos de análisis de sangre. En realidad, el Edison solo podía realizar un grupo limitado de pruebas. Theranos contrató a ingenieros para construir un nuevo dispositivo, el miniLab, que sería capaz de realizar múltiples tipos de pruebas. Para hacer esto, el miniLab necesitaría muchos más componentes que el Edison. Si bien la mayoría de los componentes estaban disponibles comercialmente, los desafíos de ingeniería provenían del enfoque de Elizabeth en la miniaturización. Tan pronto como estuvo listo un prototipo apenas funcional, Sunny comenzó a hacer pedidos de componentes para cien minilabs basados en el prototipo. Se alquiló una instalación de producción para la producción. Los equipos de ingeniería se sorprendieron de cómo un prototipo apenas probado se asumió como un producto terminado. Esto podría tener consecuencias peligrosas.

Safeway hace la vista gorda

Los centros de bienestar de Safeway, que parecían más spas, se estaban construyendo en ochocientas tiendas a un costo masivo de 350 millones de dólares. Sin embargo, hubo retrasos significativos por parte de Theranos. Finalmente, se lanzó una prueba beta donde Theranos se encargó de los análisis de sangre en la clínica de salud de los empleados de Safeway. Sin embargo, no se colocaron dispositivos allí. Las muestras fueron enviadas por mensajería a la oficina de Theranos para su análisis. Se extrajo sangre tanto con lancetas como con agujas hipodérmicas, lo que generó sospechas entre el personal médico de Safeway. Los resultados, que se suponía que eran instantáneos, tardaron más de dos semanas y muchos empleados recibieron resultados erróneos. Safeway hizo la vista gorda a estas preocupaciones.

En Theranos, los miniLabs no estaban listos para ser utilizados para analizar las muestras de sangre de Safeway. Así que comenzaron a usar analizadores de sangre comerciales para manejar las pruebas. Aún así surgieron problemas. Se ignoraron las instrucciones del fabricante y se utilizaron tubos de extracción de sangre caducados, lo que comprometió los resultados. Safeway, sin conocer estos problemas, comenzó a contratar personal para los centros de bienestar. La empresa había pronosticado que los centros de bienestar aportarían 250 millones de dólares en ingresos para 2012. Los retrasos significaron que esto no se materializó. Los centros de bienestar estaban ocupando un valioso espacio inmobiliario que podría destinarse a otros usos.

Una incursión militar

Theranos estaba intentando que el ejército utilizara su tecnología. Cuando Elizabeth conoció a James Mattis, el jefe del Comando Central de los Estados Unidos, habló de cómo las pruebas instantáneas de Theranos podrían salvar vidas en el campo de batalla. Intrigado, pidió a su personal que considerara una prueba de campo para los dispositivos de Theranos. Sin embargo, el ejército se dio cuenta de que no podía desplegar los dispositivos de Theranos ya que no habían sido aprobados por la FDA. Se trabajó en un compromiso. Las pruebas de Theranos no se utilizarían para soldados heridos. En cambio, los dispositivos se utilizan para confirmar los resultados producidos por los métodos de prueba regulares. Sin embargo, para cuando el general Mattis se retiró en 2013, Theranos ni siquiera había comenzado el estudio.

Reclamaciones falsas

Para preparar una campaña de marketing para el lanzamiento de los servicios de pruebas de Theranos en las tiendas de Walgreens y Safeway, Elizabeth contrató a la agencia de publicidad Chiat\Day. La agencia fue elegida porque habían representado a Apple durante años. Desde el otoño de 2012 hasta la primavera de 2013, la agencia trabajó en todo, desde la creación de una identidad de marca hasta la creación de un nuevo sitio web para Theranos. Decidieron que la mejor imagen para Theranos sería el 'nanotainer', un vial miniatura que Theranos diseñó para recolectar sangre de las yemas de los dedos. Para complementar la imagen, el equipo ideó el eslogan "Una pequeña gota cambia todo".

Pronto los empleados de la agencia comenzaron a encontrar problemas con Theranos. Estaba la familiar obsesión con el secreto. Los materiales proporcionados por Theranos tenían que mantenerse en una habitación cerrada con llave accesible solo para personas que firmaron acuerdos de confidencialidad. Elizabeth quería que el material promocional llevara afirmaciones audaces. Una de esas afirmaciones era que se podían realizar 800 pruebas con una gota de sangre. Otra afirmación era que las pruebas de Theranos estaban aprobadas por la FDA, lo cual no era cierto. Los ejecutivos de Chiat\Day se preocuparon por estas afirmaciones dudosas ya que eran responsables de las sanciones legales en caso de publicidad engañosa. Un día antes del lanzamiento del sitio web en septiembre de 2013, Elizabeth convocó una reunión de emergencia y procedió a diluir sistemáticamente todas las afirmaciones anteriores hasta el punto en que los empleados de la agencia se preguntaban si Theranos tenía alguna tecnología novedosa en absoluto.

Construyendo una religión

Mientras Theranos se preparaba para el lanzamiento, los problemas con el miniLab continuaron. Tomaría años convertir este prototipo apenas funcional en un producto viable. Pero Elizabeth quería cumplir con la fecha límite de septiembre de 2013 para el lanzamiento en Walgreens sin importar qué. Como el miniLab estaba lejos de estar listo, decidieron volver a usar el Edison. Pero el Edison solo podía realizar un rango muy limitado de pruebas. Esto llevó a la decisión de hacer trampa. Los empleados de Theranos hackearon un dispositivo de prueba de sangre Siemens para hacerlo compatible con las lancetas que Theranos usaba para extraer sangre. Las máquinas se estaban utilizando de una manera que ni el fabricante ni la FDA aprobaban. Los empleados del equipo de química intentaron convencer a Elizabeth de que el Edison tenía una tasa de error muy alta y no estaba listo para uso comercial. Los pacientes regulares confiarían en estos resultados para tomar decisiones médicas. Cuando Elizabeth pareció indiferente a sus preocupaciones, algunos incluso renunciaron. Furiosa con las renuncias, Elizabeth convocó una reunión de todos los empleados y dijo que estaba construyendo una religión. Aquellos que no creyeran deberían irse.

Esta CEO está tras la sangre

El día del lanzamiento comercial de Theranos, una entrevista muy favorable de Elizabeth apareció en las primeras páginas del Wall Street Journal. Elizabeth había diseñado cuidadosamente esta pieza aprovechando sus conexiones. Utilizó el lanzamiento de Walgreens y el artículo para iniciar una nueva campaña de recaudación de fondos. En las presentaciones a los inversores, Elizabeth y Sunny afirmaron que su dispositivo podía realizar 300 pruebas médicas diferentes y que todas sus pruebas se habían enviado a la FDA para su aprobación. Theranos tenía una junta directiva estelar que incluía al ex Secretario de Estado George Schultz, al general retirado James Mattis y a Henry Kissinger. La reputación estelar de estos hombres y su pasado militar hicieron que las afirmaciones de Theranos sobre el uso militar de sus dispositivos parecieran creíbles. Los acuerdos con Walgreens y Safeway, junto con un posible contrato del Departamento de Defensa, aumentaron las expectativas de los inversores. Sunny dio proyecciones de ingresos ambiciosas: Theranos obtendría beneficios brutos de $1.08 mil millones en ingresos de $1.68 mil millones para 2015. Estos números fueron fabricados y múltiples veces más altos que las proyecciones internas de la empresa. Después de una nueva ronda de recaudación de fondos, Theranos fue valorada en unos asombrosos $9 mil millones. Se había convertido en un unicornio, una startup valorada en más de mil millones de dólares. Elizabeth, que poseía más de la mitad de las acciones, ahora valía casi $5 mil millones.

En junio de 2014, Elizabeth apareció en la portada de Fortune, con el titular "Esta CEO está tras la sangre". En la entrevista que la hizo una estrella, Elizabeth reveló la valoración de Theranos en $9 mil millones y afirmó que se podían hacer 70 pruebas con solo una extracción de sangre con lanceta. Pronto apareció en Forbes, USA Today, Fox Business y NPR. Elizabeth fue nombrada una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time y se unió al consejo de fellows en Harvard. Su equipo de seguridad creció a veinte personas, su comida era cocinada por un chef personal y viajaba en un jet privado. Las personas que manejaban la publicidad hicieron de Elizabeth la cara de Theranos y elevaron su perfil público.

El cuento de hadas se deshace

En diciembre de 2014, The New Yorker publicó un artículo sobre Elizabeth que atrajo la atención de Adam Clapper, un patólogo que dirigía un blog de la industria llamado Pathology Blawg. Adam era escéptico sobre las afirmaciones de Theranos de realizar tantas pruebas con una gota de sangre.Habló con Alan Beam, un ex director de laboratorio en Theranos, quien confirmó sus sospechas sobre las prácticas de pruebas de sangre poco fiables y desordenadas que Theranos empleaba. Adam pasó la información a John Carreyrou, un periodista del Wall Street Journal. Así es como John, el autor de este libro, comenzó a investigar Theranos.

La información de Clapper reforzó las sospechas previas de John sobre Theranos. No había datos revisados por pares que respaldaran las afirmaciones de Theranos. Además, los avances médicos de vanguardia requerían décadas de formación formal e investigación. A diferencia de la informática, era inaudito que los universitarios abandonaran sus estudios para liderar la tecnología médica revolucionaria. John se puso en contacto con Alan, quien confirmó que los Edisons eran propensos a errores y fallaban repetidamente en el control de calidad. De las 240 pruebas que ofrecía Theranos, solo 80 podían realizarse con punciones en el dedo. De estas, apenas una docena se analizaban en los dispositivos de Theranos. El resto se realizaba en analizadores comerciales pirateados. Los resultados de estas pruebas eran poco fiables. Theranos maquillaba los datos del laboratorio. Una prueba de sífilis que daba resultados precisos solo el 65 por ciento de las veces. Sin embargo, los datos se manipulaban para mostrar una precisión del 95 por ciento. Las pruebas de vitamina D, que estaban aprobadas para su uso en muestras de pacientes, fallaban constantemente en los controles de calidad. Como ex director del laboratorio, estaba preocupado por ser considerado responsable de las malas prácticas de Theranos. Alan estaba aún más preocupado de que los resultados de las pruebas defectuosas pudieran llevar a diagnósticos erróneos que pusieran en riesgo a los pacientes. Otros con los que John habló en Theranos confirmaron las afirmaciones de Alan. Como dijo uno de ellos: "La forma en que Theranos está operando es como tratar de construir un autobús mientras conduces el autobús. Alguien va a morir."

John comenzó a contactar a los médicos cuyos pacientes se habían hecho análisis de sangre con Theranos. La Dra. Nicole Sundene compartió múltiples casos en los que los resultados defectuosos de las pruebas de Theranos habían causado sustos de salud a sus pacientes. Los informes de laboratorio de una paciente indicaban un derrame cerebral y fue enviada inmediatamente a la sala de emergencias. Solo después de múltiples escaneos y pruebas se descubrió que estaba completamente normal y fue dada de alta. Otros médicos que John conoció compartieron historias de terror sobre cómo los resultados defectuosos de las pruebas de Theranos creaban sufrimiento innecesario para los pacientes.

Frustrando la historia

Cuando Theranos se enteró de que John estaba investigando la empresa, las fuentes de John recibieron notificaciones legales amenazantes pidiéndoles que se abstuvieran de divulgar información confidencial sobre Theranos. El Wall Street Journal también recibió un correo electrónico exigiendo que el periódico destruyera la información confidencial sobre Theranos en su posesión. La empresa también presionó a la Dra. Sundene y a otros médicos para que retractaran sus declaraciones.

Theranos continuó sus esfuerzos para frustrar la historia de John. El 28 de julio, un artículo de opinión de Elizabeth Holmes apareció en el Wall Street Journal. Elizabeth cortejó a Rupert Murdoch, el magnate de los medios, para convencerlo de que invirtiera en Theranos. Murdoch, propietario del Wall Street Journal, quedó impresionado por el carisma de Elizabeth y las optimistas previsiones de ingresos de 2 mil millones de dólares para 2016. Invertió 125 millones de dólares en Theranos, convirtiéndolo en su mayor inversión no mediática. Durante una visita, Elizabeth planteó el tema de la historia de John con la esperanza de que él se asegurara de que se matara. Murdoch decidió no intervenir, a pesar de su inversión en Theranos.

La Mattanza

John estaba preocupado de que cuanto más se retrasara la publicación, más tiempo tendría Theranos para matar la historia. Sin embargo, su editor sentía que una historia con tanto impacto debía ser a prueba de balas antes de ser publicada. Ilustró esto dando el ejemplo del ritual siciliano la mattanza. Los pescadores se adentraban en el mar con lanzas y permanecían absolutamente quietos durante horas. Cuando los peces ya no los notaban y nadaban cerca, mataban rápidamente a la presa desprevenida. El mismo principio se aplicaba en el periodismo de investigación. La única preocupación de John era que la historia se publicara antes de D.live, la conferencia tecnológica anual del Wall Street Journal en octubre, donde Elizabeth había sido invitada. Después de su aparición en el evento, sería difícil para el periódico publicar una exposición sobre Theranos.

La exposición

La primera historia se publicó en la portada del Journal el 15 de octubre de 2015. Reveló cómo Theranos solo realizaba una pequeña parte de las pruebas en sus dispositivos. También expuso la falta de precisión de Theranos y sus problemas con las pruebas de competencia. Esto creó un furor mediático con Forbes, New Yorker, NPR y otros medios de comunicación recogiendo la historia. En Silicon Valley, los escépticos sintieron que sus sospechas se confirmaban mientras que otros no estaban seguros de qué creer. Theranos emitió fuertes negativas.

Las fuentes de John en la FDA revelaron que la agencia había realizado una inspección sorpresa de los laboratorios de Theranos. La razón principal fue la mala calidad de los datos de las pruebas presentados a la FDA. El nanotainer, el dispositivo de recolección de sangre de Theranos, fue prohibido para su uso futuro y declarado como "dispositivo médico no aprobado". Elizabeth intentó encubrir esto como una decisión voluntaria. Al día siguiente, el Wall Street Journal publicó una historia en primera página sobre la inspección de la FDA y la prohibición del nanotainer.

Para sorpresa de todos, Elizabeth apareció en la conferencia tecnológica D. Live del Journal. En su entrevista con el editor de tecnología del periódico, Elizabeth insistió en que la retirada fue voluntaria. También mintió diciendo que Theranos no utilizaba ningún equipo de laboratorio comercial para las pruebas de dedo. Durante las siguientes semanas, John publicó cuatro artículos más exponiendo cómo Walgreens y Safeway se habían alejado de su asociación con Theranos. Durante todo este período, Elizabeth se presentó como la visionaria agraviada, afirmando que las falsas acusaciones eran el precio que tenía que pagar por ser pionera.

Fuentes informaron a John de que los Centros para Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) habían realizado recientemente una inspección del laboratorio de Theranos y no había ido bien. La agencia declaró que Theranos representaba "un peligro inmediato para la salud y la seguridad del paciente". El contenido del informe fue devastador para Theranos. La agencia federal dijo que los Edisons se usaban en el laboratorio solo para 12 de las 250 pruebas que Theranos realizaba. El resto se realizaba en analizadores comerciales. Los resultados de las pruebas eran altamente poco fiables, incluyendo una prueba que fallaba en el control de calidad el 87 por ciento de las veces. Se seguían prácticas de laboratorio inseguras con sangre almacenada a temperaturas incorrectas y se utilizaban productos químicos caducados. En una acción de seguimiento, el CMS amenazó con prohibir a Holmes en la industria de pruebas de sangre durante dos años. Esta fue una condena demoledora de Theranos. John publicó esta historia junto con el informe en el sitio web del Wall Street Journal. Una semana después, se rompió otra historia de que Theranos había anulado decenas de miles de resultados de pruebas de sangre, diciendo que eran poco fiables. Cuando Walgreens se enteró de esto, terminó la asociación.

En medio de las crecientes calamidades, Elizabeth sintió que tenía una última oportunidad para revertir todo esto. Había sido invitada a la conferencia anual de la Asociación Americana de Química Clínica. En la conferencia, presentó el miniLab y explicó cómo el dispositivo podría ser desplegado en los hogares de los pacientes para entregar resultados de pruebas mucho más rápidos. Al ver su presentación, John se dio cuenta de lo que hizo que tantas personas creyeran ciegamente en Elizabeth. Era una vendedora increíble. "Como su ídolo Steve Jobs, emitía un campo de distorsión de la realidad que obligaba a las personas a suspender momentáneamente la incredulidad." Esto cambió, sin embargo, cuando la audiencia comenzó a hacer preguntas agudas sobre la novedad de la tecnología y la falta de datos en la presentación. Siguió una oleada de artículos críticos.

Derrumbe

Esta fue la gota que colmó el vaso para los inversores de Theranos. Partner Fund, que había invertido casi $100 millones, demandó a Theranos, Elizabeth y Sunny por engaño. Otro grupo de inversores presentó una demanda separada alegando fraude en valores. Sin embargo, la mayoría de los inversores se conformaron con una concesión adicional de acciones a cambio de prometer no demandar. Rupert Murdoch vendió sus acciones a Theranos por un dólar para reclamar una deducción de impuestos. El bufete de abogados Boies y Schiller dejó de trabajar para Theranos. Walgreens presentó una demanda alegando que Theranos había incumplido "los estándares de calidad más básicos y los requisitos legales". La firma acordó pagar $ 4.65 millones para reembolsar a 76,217 personas que se habían hecho análisis de sangre. El número de pruebas que Theranos anuló llegó a 1 millón. Sin embargo, lo que no se puede medir es el daño que podría haberse causado si Theranos hubiera seguido adelante con su lanzamiento a nivel nacional.

Theranos resolvió el caso con Partner Fund por $43 millones. Las costosas litigaciones significaron que Theranos comenzó a quedarse sin dinero. Los despidos repetidos redujeron la fuerza laboral de 800 en 2015 a alrededor de 130 empleados. En marzo de 2018, la Comisión de Bolsa y Valores acusó a Theranos de fraude. Elizabeth fue inhabilitada para ser directora o funcionaria en empresas públicas durante diez años. Tuvo que renunciar al control de votación en Theranos, devolver una gran parte de sus acciones y pagar $500,000 en multas.

Epílogo

"Exagerar su producto para obtener financiación mientras oculta su verdadero progreso y espera que la realidad eventualmente alcance el bombo publicitario sigue siendo tolerado en la industria tecnológica". Elizabeth encarnó esto y llegó a extremos para ocultar los problemas en Theranos. Sin embargo, a diferencia de las empresas tecnológicas, Theranos estaba en el sector de la salud y los costos eran mucho más altos que lanzar software con errores. Las vidas de los pacientes estaban en riesgo ya que las decisiones de tratamiento se toman en base a los resultados de laboratorio. Algunos creen que Elizabeth hizo todo esto bajo la influencia tóxica de Sunny. Sin embargo, una mirada más cercana revela que Elizabeth sabía exactamente lo que estaba haciendo. Elizabeth manipuló sistemáticamente a las personas para hacer lo que ella quería.Desde Channing Robertson hasta Don Lucas y George Schultz, todos estaban bajo la influencia del campo de distorsión de la realidad de Elizabeth. Aunque ella comenzó con la visión de cambiar el mundo, su ambición no admitía ningún contratiempo. Esto la obligó a tomar decisiones desastrosas que costaron caro a Theranos, a los inversores y al público en general.